Presente en todas las ferias de libros

Presente en todas las ferias de libros
Una noche de esas saliendo de la feria del libro en Arequipa

viernes, 11 de octubre de 2013

La cola del hambre

La cola del hambre
Que recorre tu extenso cuerpo viejo y extenuado. Joven y malvivido. 
Que se aprendió la hora en la que sirven en el comedor popular
los frugales menjunjes y ralos tés calman los vórtices estomacales.
Paliativo en charolas enmohecidas en gobiernos insensibles
Donde las escasas monedas campanean en los bolsillos cerca a la panza
y reverberan en los oídos de tísico

Se ve y siente
como aroma de yerba luisa en derredor del comedor, 
la vejez del hambre 
el hambre de la indigencia 
el hambre del olvido
Hombres y mujeres se confunden

Y  el más ruin
el hambre de la miseria y el olvido
En el invierno más crudo y el verano más fiero

La indigencia 
El infierno o el cielo
La anemia y la tifoidea con guadaña camina cabizbajo, ida y vuelta,                                                                              en la larga cola de hambrientos comensales
Charolas que cascabelean pronto. Pan y más pan es el complemento y suplemento
La vejez es la peor enemiga, la amiga y el paradero final
El chasquido de cucharas y tenedores, en concierto animal
condicionan, también, según Pávlov.

El albur de la vida nos puede tener reservada una silla y una mesa.

¡Cuidado animal presumido…¡

Comedor popular de la Av. Emancipación

PLG




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domingo, 11 de agosto de 2013

Ladrón loco



El frío mordaz del intenso invierno carcomía el cuerpo. Era pasado las diez de la mañana.

Oe loco. Calladito nomás. Da tu maleta. 
Se lo entregué sin duda y viendo aquella pistola. Tanteó su peso, mirando como loco a todos lados. Solo su compinche, de campana, saliendo del paradero del Metropolitano.
Oe loco y onta tu laptop
No tengo ni mierda.
Celu o villegas?
Nada. Más cagado que pelo de culo
Estaba cerrado el morral y los cierres le entorpecían,  parece que no quiso perder el tiempo.
Sólo tengo papeles.
Profe?
No. Escribo poemas y cuentos.
Cambió algo el rostro envenenado.
Ah que paja. Lárgate loco e mierda. Antes que me cruce.


Temblándome los huevos como campanillas del susto. Caminé escribiendo esto en mi celular. Cruzando La Alameda de la Solidaridad por el lado Sur del Estadio Nacional.
El silencio y la soledad, en estos casos, es de tener cuidado


https://www.evernote.com/shard/s228/sh/15b82a24-e2b3-4db3-ba36-2ebadcd55626/ba951adb22c249c8c682316eaaa083e0

sábado, 18 de mayo de 2013

Despierta el cortanalgas



Atraparon al corta nalgas!!!! Así titulan los diarios, serios y amarillos; las radios y noticieros televisivos chancaron con el tema, varios días. Pero era el cortanalgas que trajeron de los EE UU. El de Arequipa seguía en su parafilia.

Claro que tiene. Es dueña y propietaria de un buen culo ¡Claro! –pensó–. Verlas pasar. Sólo pasar. Blancas, redondas, llenitas, firmes. Waw. Y solo mirar.

Caminó. Ida y vuelta, varias veces. Varias veces recorrió el mismo camino y todos, pero todos sin excepción, incluyendo el indeciso y confundido Otto. Miramos, mascullamos algunas ganas que se reflejaban y alborotaban entre las piernas. Es que eso no se veía a cada rato, todos los días: al menos por aquí.

Pasó ella con cámara fotográfica, perennizando los balcones y la gente en este bello atardecer. Lucía sus nalgas en ese pantalón de buzo negro pegado como su piel al cuerpo. Contrastaba con su piel blanca, no tanto como el sillar o el Misti; pero era ese, blanco tentación, que cuando se agachaba para hacer una mejor toma, se descubría algo de ella que la hacía más y más deseada. Hasta pensó en buscar un motivo para hacerle conversación, cuando en algún momento estuviera sola, unos momentos, por el festival del libro en Los altos de la Municipalidad de Arequipa.

El jueves, no fue Jueves Santo, ni jueves de los que escribió Vallejo; fue un jueves de noviembre a las 5 y 57 de la tarde, cuando el sol se despintaba en la tarde y las acuarelas mate, pincelaban el campanario de la catedral y el Misti dejaba sentir su aliento frío. Las palomas aún revoloteaban en toda la plaza, pero sobre todo, en derredor de la pileta que derramaba su agua cristalina. Donde unos se tomaban fotos y otros daban de comer a las palomas.

¡Puta¡ Qué mierda. Cómo le ha cortado ese loco las nalgas. Qué desperdicio –comentó Alfonso mostrándome El Correo.
Puta ¡No! –Repliqué- Es la hembrita que caminaba por aquí.
Y Alfonso lanzó el cuchillo al corazón: La gringuita desangrada murió en el Goyeneche. Es larga la historia –acotó, pasando la hoja de policiales-.

Los peritos de criminalística de la policía, están preocupados por la dificultad del caso. El identikit, no ayuda –así como las declaraciones de algunas víctimas–. Todos los colegas tienen cara de arrechos y, cada vez más, se parecen a ese, dijo entre dientes el comandante encargado de las investigaciones.

Oye, franco franco, qué se sentirá cortarle la nalga a una hembra? Ah?

Pasaba por los serenos, entre la gente apresurada o distraída –preocupada en sus cosas– y zaz… un choque, un roce, una caricia libidinosa, tolerable quizás… Amiga, estás sangrando...  No, estoy con la regla… ¡No¡ mira, atrás… ¡Oh no¡ Se tocaban y como un labio muy fino, que rodeaba el pantalón pegado, bordeaba un hilo de sangre.

Todo comenzó como una caricia, temerosa. Otra caricia y otra. Claro que con sangre, pero es así. Tengo que parar la mano.

Afuera, la policía está con sus problemas, escándalos y con otros desafíos. Algunos hasta ya lo olvidaron creo… Me provoca volver a salir, me aburre la universidad.

………………
A veces, confundían, con una mano torpe. Foto DR Internet

viernes, 17 de mayo de 2013

viernes, 10 de mayo de 2013

Un hombre nuevo

Un hombre nuevo: Estaba idiotizado, intentando y reintentando ingresar a sus cuentas –todas encriptados, seguros como él solo los tenía– infructuosamente,...

viernes, 3 de mayo de 2013

El maletín de ropa



Estuvieron durmiendo. Habían visto Aliens, antes. Manuel estaba con insomnio. Daba vueltas en la cama; no conciliaba el sueño. Hizo algunos comentarios, que Eliza contestaba con monosílabos, que parecían ronquidos o palabras que se dormían.
Todos dormían porque la niña iba a la escuela. La mayor al trabajo y el segundo a estudiar primero y luego a trabajar.

Sonó algo, en el silencio de la noche.
-Creo que el gato a botado algo? -dijo Manuel, pensando en el hambre que pasaba el gato y la zurra que le propinaban cuando reclamaba comida o cuando se la robaba. 

Ella,  en la penumbra de la noche, medio soñolienta se levantó y fue al comedor y a la cocina, a divisar

A los minutos de silencio preguntó.
-Amor... Se cayó algo o botaron algo los gatos?
-No -se logró escuchar a los segundos
-Tal vez rompieron algo
- No, sólo cayó una cucharita ... y ya lo dejé en el lavadero

Manuel quedó dormido. Nunca más supieron nada de ella…
¡Ah¡… también desapareció el gato.

plg
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Foto DR Internet



LAS MULETAS DISCONFORMES

Historias desde mi blackberry: LAS MULETAS DISCONFORMES: Abrió los ojos y soñoliento extendió la mano a las muletas y automáticamente -de memoria- se abalanzó para ir al baño con ellas, cuando se...

miércoles, 24 de abril de 2013

La sombra del avión


Cerré mi libro de Tradiciones orales. Edimerial 2007. Conociendo algo de: el Tunche, el Ichic Ollcko y La Mónica, y quise dormir un poco. O soñar un poco. El libro se lo obsequié como un gesto de amistad y admiración a la escultural aeromoza que me brindó agua y una cajita de bocadillos y una dulce sonrisa.

Yo no creo en la existencia de esos duendecillos pero, viré a través de la ventanilla y vi un extraño ser sobre las alas del avión... y me miró. Estaba afanoso, aferrado a un costado de una de las turbinas del avión de Lan. El cielo brumoso no permitía ver con claridad lo que hacía. Pero, quién podría ser: sólo un loco o yo era el loco. Quise gritar, llamar la atención de los demás pasajeros, pero supuse que era el reflejo distorsionado de algo, pero creo que no.
DR Internet

Hice algo de sombra y oscuridad con mi mano para ver mejor, pero allí estaba ese ser. Era un ser, más bien pequeño, o mediano, vestido con una gran casaca con cachucha, que el viento jaloneaba. Pasó la aeromoza y le pregunté con la mirada, si todo estaba bien. Miró en derredor y encogiendo sus hombros, le entendí que, todo estaba bien, que no había de qué preocuparse…

El cuello, sentí que me dolía, y los ojos que los había tenido mirando buen rato por la ventana, también. Cuando iniciaron el procedimiento de aterrizaje y volví a mirar las luces de la Ciudad Blanca -cuando cae la tarde, la noche primorosa con sus enormes chispas nos muestran las luces de la gran ciudad- vi una ráfaga de luz, que recorría el ala de extremo a extremo, parecía un rayo que se descargaba en el ala. No dije nada. Podía estarme afectando la nevada, la altura. No sé qué mierda podría estarme pasando. Pero hacer el papel de idiota, tampoco.

Bajamos del avión. Lo hice por la puerta de cola y, con disimulo, como un despistado –antepenúltimo en la fila india-, me aproximé a la turbina que se iba terminando de rugir. Vi algo que no debí de ver.

En los pasillos del aeropuerto Rodríguez Ballón, pasó por mi lado una de las aeromozas del avión, flanqueada por sus colegas –arrastrando una pesada maleta-, y me dijo acercándose a mi oído: ¡maldito perro¡ ese avión no debió llegar nunca.

Su dulce encanto y atractivo cuerpo, que me había cautivado al subir, se congelaron en mi mente. Al llegar a la puerta, sentí una ráfaga de viento helado. Cerré la chaqueta hasta que el cuello quedó abrigado.

Una ambulancia aguardaba a un lado de la puerta del aeropuerto, esta vez, con más gente y periodistas aguardando algo. Unos loqueros me hicieron cambiar de acera. Y subí a un taxi.

PLG

DR Internet


jueves, 14 de febrero de 2013

¡Oh San Valentín!


Decisión de última hora. La amistad mutó.

Buscamos un cuarto, entre la veintena de hoteles que habían en esas dos cuadras de Los Olivos.
Nuestras ansias, de colorines, como las luces de los letreros que llamaban.
7.... 8 de la noche...... y el vino y las ansias desbordaban por los ojos y la entrepierna. La música inquietaba la pasión.
9... habían discretas colas en algunos, no como nuestras desbordantes ganas, con la presión sanguínea de llegar cada quien a casa con los suyos.
¡Despistado¡¡¡¡¡¡
Era día de los enamorados...
Foto D.R Internet Movida noche en Los Olivos
¡Era día de los enamorados!...

.............   PLG

sábado, 5 de enero de 2013

Almas que enseñan antes de morir


                                               A los 40 años de la revista de poesía la tortuga ecuestre

–Mamá qué es de César Moro

–Pues sé que ese señor está muerto. Fue un poeta y pertenece a una generación de poetas de mucha importancia. Eso dicen los entendidos.
–Sé que él tiene un libro famoso. Creo que se llama La tortuga ecuestre –dijo el colegial.
Eso sí no sé hijo respondió mientras con sus quehaceres domésticos y enseñaba a su crío  lo que ella quiso ser y no pudo: poeta y escritora.

El niño entró al cuarto y salió con una plaqueta de poesía que tenia de nombre la tortuga ecuestre. Le mostró a su mamá y, esta, algo extrañada tomó y repasó las hojas y concluyó: no sabía que Cesar Moro tenía tantos poemas bonitos e interesantes.

–No mamá, son los 40 años de la revista que tiene el nombre de su poemario y los poemas son de otro poeta, que vive y su nombre es Pedro López Ganvini.

–Pero tiene ese algo en común que se siente entre líneas, en el ambiente. Y lo dice el escritor Carlos Zavaleta; que leo aquí, le presentó su poemario Memorias de una rata, por eso.

–Pero, pero... la mamá tuvo una curiosidad. Chequea cuándo murió Moro y cuándo nació López.

–No coinciden, dijo el atento niño verificando los datos en la lap top. Siguió leyendo más datos de Wikipedia. Mientras en silencio quedaron, cada uno en lo suyo, el televisor a media voz decía cosas.

–Ah mamá... Pero aquí dice... Que Moro estuvo mal de salud en el mismo hospital  y... en el mismo cuarto en el que nació López... aunque diez años después. Ambos tienen poemas sobre hospitales, enfermedades, fueron amigos comunes de Carlos Zavaleta... Waw.... jojojo

–Antes decían que las almas se quedaban diez años a enseñar a los nuevos... su arte y oficio, antes de irse de este mundo.

la tortuga ecuestre que dirige el poeta Gustavo Armijos.
40 años de vida como ninguna plaqueta de poesía en el Perú.

plg